Allá arriba, aquí al lado

Hace poco que nos hemos enterado. Y es que nunca va a salir en los medios. Pocos ahondarán en el tema y sin embargo las noches oscuras para algunos de nosotros han comenzado a ser un poco más largas, se han llenado de intriga y deseo, están habitadas de una cálida luz.

«Son cometas, tres» dijo el astrónomo.

Ponerle colores es algo que aún no tiene lugar en esta historia, no hasta conocer sus trayectos. Su aproximación es tan incalculable que corremos el riesgo de no llegar a disfrutarlos, conviviendo cautelosos y aterrados por la inestabilidad e inexactitud de sus velocidades. Pegados al telescopio iremos conociendo su evolucionar, sus trayectos y objetivos, esperanzados pero inquietamente pacientes.

Existe la posibilidad de que sea simplemente eso, el viaje de tres cometas, y por el simple hecho ya de tenerlos es que los soñamos. Bastará con que apenas uno de ellos decida estrellarse con todo su ímpetu sobre nuestras vidas y cambiarnos para siempre.

Estamos más que prontos.