Gaivotas do Rio.

Meses de planificación sumados a días de sueños por realizar determinadas actividades juntos en un lugar único y sin embargo en apenas un par de horas confirmamos lo que tiempo antes pareció un simple deseo loco que siempre pensamos terminaría como muchos otros, en nuestro baúl. El baúl de actividades y planes que nunca iremos a completar. Pero no, el más improbable de todos, las mas inimaginable de todas nuestras aventuras nos despertó entre los morros, bañados de la salada agua que pertenece al inmenso mar que refresca, abriga y protege a ese paraíso que te vio nacer.

Un inmóvil torbellino de emociones se canalizó por pocos pero intensos días en diciembre. Mismo antes de que pasemos la Navidad con nuestros seres más queridos, lo nuestro fue una burbuja de placer y pasión, un desfile de colores y sensaciones que vislumbró los ojos de ambos. Mis ojos eran primerizos y los tuyos así también lo parecían. Nadie pudo quitarnos las sonrisas tatuadas en nuestros rostros, ni el enemigo cansancio que varias veces intentó derribarnos.

Quedaron infinitos lugares por visitar y comidas por probar, pero lo logrado en tan poco tiempo es un récord digno de figurar en todo libro Guinness. Suelas gastadas de zapatillas que supieron recorrer todo lo que estaba previsto y más. Decenas de sets de fotografías tomadas en indescriptibles paisajes que solo me había animado a soñar. Muchas de ellas hoy, comienzan a formar parte de otro sueño por cumplir juntos.

Difícil imaginarse una patada linda de vida, sana y así lo fue, un galope de emociones en cada uno de los segundos compartidos y un maremoto de momentos que a toda hora hicieron nublarnos los ojitos de felicidad y la gratificante sensación de libertad fuertemente compartida. Estuvimos a cada segundo pegados uno al lado del otro con los brazos bien extendidos a los costados gritando de felicidad, a una altura diez veces mayor a la del señor que nos imita y a su vez cuida la ciudad.

A cualquier hora del día, en las hermosas playas se pueden visualizar decenas de gaviotas revoloteando la orilla, recorriendo toda la costa de morro a morro. Ellas tienen la mejor visual de todas, y nosotros, en estos cuatro inmensos días, fuimos gaviotas salidas del grupo, probando nuevas velocidades de vuelo y de caídas al vacío  para siempre retomar el vuelo que nos contuvo. Fue un hermoso vuelo, que espero siempre poder repetir contigo.

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