Ando sin piel. Siento estar hecho de cientos de millones de papeles altamente inflamables donde, no solamente cualquier chispa me enciende sino que últimamente cualquier fuego me carboniza y ahí tiradas en la calle quedan mis cenizas a espera de algún viento que me haga llegar a casa. Y es ahí, en mi eterna espera a poder ser rearmado donde razono que a esta altura uno ya debería poder sentarse tranquilamente a esperar su eje.